Dos directores de dicha universidad católica colombiana exponen a los Heraldos del Evangelio , detalles sobre la formación de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), creada en la década de 1930 por el entonces arzobispo de Medellín.
El Prof. Fernando Fernández Ochoa (izq.) y el Padre Marulanda (der.) directores de la Universidad Pontificia Bolivariana, de Medellín, Colombia
San Pablo , Brasil (8-06-2009).- El Padre Diego Diego Alonso Marulanda Díaz, decano de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades; y el director de la Facultad de Filosofía, Prof. Luis Fernando Fernández Ochoa, hablan sobre las cuatro etapas de la peculiar formación de la Universidad, que contribuyó de forma decisiva, con la historia reciente de Colombia.
Heraldos del Evangelio (HE) – Una Universidad no nace distanciada de la sociedad de un país… Háblenos un poco de Medellín, como centro religioso, no sólo de Colombia, sino de América Latina.
Padre Marulanda – Medellín es una ciudad que tiene cerca de dos millones y medio de habitantes y cuya índole se constituyó históricamente a partir de la identidad cristiana. Nuestra Arquidiócesis cuenta con 1.100 sacerdotes y cerca de 5.800 religiosas, y tiene un gran seminario mayor, compuesto por cinco unidades diferentes que reciben la formación académica en las Facultades de Filosofía y Teología de la PUB. Se benefician de esta formación diez y siete institutos de religiosos y religiosas. Esto da una idea del potencial evangelizador de la Iglesia local y de una participación activa en la construcción del Reino de Dios en esta región.
HE – ¿En qué momento de la historia de Medellín nace la UPB?
Padre Marulanda – La Universidad Católica Bolivariana, como fue llamada originalmente, nace en un momento lleno de confusión y riesgos, en el país y en el mundo. En el ámbito internacional, la coyuntura estaba marcada por el enfrentamiento entre los nacionalismos europeos y el marxismo-leninismo del bloque soviético. En Colombia, por las turbulencias entre liberales y conservadores, lo que en Medellín causó concretamente el descontento de un grupo de profesores y estudiantes de Derecho de la universidad estatal de nuestra provincia, la Universidad de Antioquia, en la cual predominaban las ideas que no favorecían una formación cristiana. Por esto decidieron retirarse de ese centro de educación superior y fundar una Facultad de Derecho y, de esta manera, una nueva Universidad que tendría dos aspectos fundamentales: el Corazón de Jesús, fuente de la verdad y del amor, y el libertador Simón Bolívar, símbolo del profundo compromiso patriótico y del sentido de integración latinoamericana.La Universidad fue fundada el 15 de septiembre de 1936, por el Sr. Arzobispo de Medellín, Monseñor Tiberio de Jesús Salazar Herrera, y su primer rector fue Monseñor Manuel José Sierra. Un año después, el Gobierno colombiano la reconoció como instituto de educación superior y en 1945 le fue otorgado el título de Universidad Pontificia, durante el pontificado de Pio XII. Comenzó a ser llamada Universidad Pontificia Bolivariana y quedó conocida desde entonces con la sigla UPB.
HE – ¿Nos podría comentar algo al respecto de la repercusión de la Universidad en la sociedad y de su modelo pedagógico?
Padre Marulanda – Su importancia se fundamenta en su propia identidad. Ella es una Universidad pensada fundamentalmente bajo el criterio del Humanismo Cristiano. Este es el elemento característico que atraviesa todo el modelo de la formación integral de las personas que la constituyen. Su repercusión es mesurable en el transcurso de nuestra historia, una vez que la Universidad dio a Colombia personajes muy significativos, que contribuyeron para la transformación social y humana. Reconocida en los ámbitos público y privado, participó activamente en el desarrollo de nuestro país. En este sentido la UPB, causó impacto en la vida nacional, formando dirigentes competentes en ética cristiana, y puede prestar servicio a la sociedad a partir de su primera preocupación, que tiene como finalidad la formación integral de la persona bajo el modelo pedagógico dinámico, integrado por cuatro grandes momentos que se entrecruzan y dan la idea de un “camino” que recorremos juntos.
HE- ¿Cuáles son estos cuatro momentos del modelo pedagógico?
Padre Marulanda – El primero es la formación humana. La Universidad fue proyectada como universitas scientiarum en torno a su centro: la persona humana entendida como imago Dei (imagen de Dios). Este primer elemento del modelo pedagógico hace el mismo camino circular con la formación cristiana. Este es el núcleo de todos los procesos académicos y administrativos. El tercer elemento es la formación académica. Para ser universidad, debe necesariamente apostar en la sustentabilidad de los procesos de alta calidad, de los procesos académicos, de investigación y de transmisión del conocimiento. Nuestra Universidad es hoy reconocida por el Gobierno como una comunidad académica de alta calidad. En el país hay apenas 15 universidades con este reconocimiento. Por último, el cuarto elemento que da forma a su modelo pedagógico es la formación social, que pretende integrar una cultura solidaria en todos sus miembros, para el ejercicio de la proyección social. Dicho de otra manera, la UPB es una Universidad interdisciplinaria que se interesa por la profundidad de cada disciplina y por la dinámica de diálogo entre ellas, para dar respuesta a las cuestiones comunes, a través del ejercicio de la búsqueda de la verdad en términos de sabiduría y de sentido para el hombre. Armonizamos en la UPB estos cuatro elementos porque entendemos el curriculum como el Cardenal Newman lo concebía: no es simplemente un conjunto de cursos, sino un “camino”, en el cual lo importante es la persona y los “otros” con quien se hace el camino. Este caminar comienza en el pre-escolar, pasa por los cursos intermediarios, y culmina, académicamente, con las especializaciones, maestrados y doctorados, y llega a su plenitud a través de la formación contínua porque la UPB entiende que el hombre es una tarea en constante construcción.
HE- ¿Cómo se vive al interior de la Universidad esta centralidad de la persona humana?
Padre Marulanda – La UPB cuenta actualmente con 22 mil estudiantes. Quien entra en esta gran casa del saber, constata el calor de una familia. Ella es un hogar académico donde lo que importa es el encuentro entre sus miembros. No queremos caer en el fraude del tecnicismo ni del racionalismo a todo trance. La fraternidad y el respeto por el otro caracterizan la vida cotidiana, desde la alta dirección, pasando por los docentes y llegando hasta el personal de servicios generales. Aquí aprendemos a amar la diferencia como el lugar en el cual se efectúa la belleza de la unidad. Los procesos institucionales tienen como matriz la inclusión de todas las personas que hacen parte de este hogar académico.
Prof. Fernández Ochoa – Efectivamente, la fraternidad es la nota distintiva de nuestra Universidad y -por lo que pudimos ver en el Colegio de los Heraldos- en eso coincidimos con ustedes. En él se vive una alegre cordialidad. Por ejemplo, las actitudes de Monseñor Joao Clá con los alumnos nos hacen recordar el Rector de la Universidad, porque el también acostumbra colocarse al alcance de los estudiantes, se interesa por la comunidad universitaria y es detallista. Es un Rector que la comunidad universitaria, no sólo respeta sino también aprecia.
HE – ¿Cuál es la misión de la UPB y cuáles on los conceptos que orientan su labor educativa?Padre Marulanda – La UPB tiene como misión la formación integral de las personas que la constituyen, mediante la evangelización de la cultura, la permanente búsqueda de la verdad, en los procesos de docencia, investigación, proyección social, y la reafirmación de los valores desde el humanismo cristiano, en beneficio del desarrollo social y humano. Es bueno saber que los conceptos que orientan nuestro trabajo educativo se sintetizan de la siguiente manera: queremos aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a innovar y a transformar, aprender a convivir y aprender a trascender.
HE – ¿Cómo consiguen la fidelidad al Magisterio de la Iglesia que los caracteriza?
Padre Marulanda – Estando en comunión con el Evangelio de Cristo. Esta comunión nos permite valorar el Magisterio como una fuente de agua limpia que alimenta la Fé de todos. El amor cristiano al Sumo Pontífice, al Gran Canciller de la Universidad, al Arzobispo de Medellín, Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, y el respeto a las orientaciones de los obispos testimonian nuestra adhesión al Magisterio. Del mismo modo, la UPB valora profundamente el estudio cuidadoso y la divulgación de los documentos de la Iglesia.
Prof. Fernández Ochoa – Pienso que somos radicalmente católicos en dos sentidos. Primero, en calidad de fieles al Magisterio de la Iglesia; segundo, señalando directamente al significado de la palabra katholikós : universal, abierta, acogedora. En su mayoría, los profesores y dirigentes de la Universidad son católicos, pero contamos también con el concurso de otros que no lo son. Hay en la comunidad universitaria: judíos, musulmanes, protestantes, menonitas, bien como profesores y alumnos que son agnósticos. Sin embargo, hay un clima de mucho respeto por los valores y posibilidades del Cristianismo.
HE – ¿Y cómo consiguen impregnar la cultura del Evangelio?
Padre Marulanda – Utilizamos diversas estrategias: la Lectio inauguralis, orientada cada año por el Gran Canciller; los Diálogos Fé-razón, para los docentes y discentes; los Diálogos de la Catedral (análisis de temas urgentes entre científicos y el Sr. Arzobispo); los encuentros mensuales con los parlamentarios de la región, el Sr. Arzobispo y las autoridades académicas de la UPB; los encuentros de empresarios, liderados por el Sr. Rector; la formación de líderes estudantiles; los retiros espirituales de Cuaresma para los diversos estamentos; la Dirección de Bienestar Universitario; la existencia de varios institutos dedicados a la investigación en los ámbitos de la ética y de la bioética, de la familia, de la espiritualidad y de la doctrina social de la Iglesia; frecuentes exposiciones de obras de arte, especialmente en los tiempos importantes de la Liturgia, conferencias, foros, sesiones de cine, etc.Todo esto dirigido en gran parte por la Vice-Rectoría Pastoral que, teniendo al frente al Padre Julio Jairo Ceballos, se presenta como una experiencia única en el contexto de las demás universidads, porque acompaña y lidera el trabajo pastoral de doce capellanes y cuarenta y cinco sacerdotes que trabajan en los distintos departamentos de la Universidad.
HE – Supimos que los estudiantes de todas las disciplinas deben hacer un curso de Cristología…
Padre Marulanda – La Vice-Rectoría Pastoral creó, hace cerca de diez años, un curso de Cristología básica llamado, entre nosotros, de Cristología del sentido. Este curso, todos los estudiantes de pre-graduación lo hacen. Es obligatorio para todos. La UPB entendió que su identidad es Jesuscristo mismo y su Evangelio; y que debía dar a conocer la Persona y el mensaje de Jesús de forma clara, rigurosa, sistemática y a partir del testimonio. Actualmente es el curso más valorado de la Universidad. Contamos, históricamente, con un promedio de 4,7 en una escala de 5 en la calificación final de los estudiantes. Al inicio los jóvenes se muestran renuentes, pero finalmente, los jóvenes valoran mucho el contenido del curso, pues éste está bien estructurado y es dado por docentes que lo viven y lo enseñan, con su testimonio de vida y su adhesión a la Persona de Jesús.
HE- Es notorio que la UPB goza de la confianza del CELAM. Coméntenos un poco de eso.
Padre Marulanda – Sí, hay un inmenso voto de confianza del Episcopado de toda América Latina para nuestra Universidad. Tenemos un convenio con el Instituto Teológico-Pastoral para América Latina (ITEPAL), para la formación, en nivel de post-graduación, de miembros del clero de los diversos países del contiente. Hace algunos años nos encargamos de la formación filosófica del Seminario de la Diócesis de Chitré (Panamá). Se debe enfatizar, igualmente, nuestra presencia en zonas indígenas.
Prof. Fernández Ochoa – La Universidad está apostando en la denominada etno-educación, sobre todo en comunidades indígenas de las provincias del Cauca, Amazonas y Putumayo. Esta es una experiencia valiosa, no sólo porque se trata de una educación adaptada a las dinámicas de las comunidades aborígenes, sino también porque es la presencia de la Iglesia en zonas de conflicto entre el Ejército y la guerrilla. Lo interesante es que los profesores viajan con gusto a esas zonas para prestar sus servicios, a pesar de ser zonas de guerra, y lo hacen por estar concientes de que son artífices de paz, de solidaridad y de esperanza.
Padre Marulanda – Entendemos que la UPB no es una entidad de la Iglesia, pero que es la Iglesia. Alguien podría preguntar cuál es la gran contribución dada por la Universidad al conjunto de la sociedad, y a nosotros que la constituimos. En mi opinión, ella aparece como gran comunicadora de esperanza en tiempos de crisis profundas. Esta esperanza nace de la fuente del Evangelio y, en términos de lo social, crea confianza, y la confianza facilita la construcción del desarrollo integral de las personas y de la propia sociedad.
HE- ¿La UPB recibe alumnos de otros países?
Prof. Fernández Ochoa – Claro que sí. La Universidad cuenta con alumnos de Alemania, Austria, Polonia, Italia, Francia, España, Portugal, Turquía, Canadá, Estados Unidos, Costa de Marfil, Corea, Brasil, Antillas, Perú, Ecuador, Costa Rica, México, Chile, Argentina, Venezuela, Bolivia, Panamá, entre otros.
HE – Hay 23 universidades pontificias en el mundo. ¿Como definirían, en pocas palabras, el carisma que caracteriza la UPB?
Padre Marulanda -El carisma que mueve a nuestra Universidad, lo podríamos definir a partir del concepto de la “caridad pastoral”, que equivale a decir el encuentro interpersonal que nos permite compartir la sabiduría y el amor de Jesucristo entre los miembros de la comunidad universitaria. Esta “caridad pastoral”, está presidida por la cultura eucarística y por la inteligencia de la revelación que ilumina incluso las menores cosas que realizamos. Dicha espiritualidad permea el ejercicio académico y administrativo de las personas, y propende para que ellas actúen con sabiduría, sean solidarias y encuentren plenitud del sentido de sus vidas y de su trabajo.