“Este gran santo hizo con el Rosario una pedagogía juvenil y al mismo tiempo sobrenatural.
Alguien le dijo un día:
– ¿Don Bosco, no sería mejor que en lugar de hacer rezar a los jóvenes las oraciones en comunidad y en voz alta, se dejase que cada uno las hiciera en voz baja, y de esta manera se acostumbrasen a la oración mental?
Y el santo educador respondió:
– Los jóvenes son de tal modo que, si no rezacen en voz alta y en comunidad, quedarían medio sueltos, y no rezarían ninguna oración, ni oral ni mental.
Y concluyó la explicación:
– Por eso mismo, aunque, sólo las digan materialmente, y hasta distraídos, mientras se entretienen pronunciando las palabras de la oración, no podrán hablar con los compañeros, y esas mismas palabras que profieren, si bien que sólo maquinalmente, ayudan por lo menos a apartar el demonio de ellos”.
Fuente: Padre Domingo Bertetto, SDB, “La Virgen Inmaculada Auxiliadora, Tipografía Colegio de los Huérfanos, Porto.
Alguien le dijo un día:
– ¿Don Bosco, no sería mejor que en lugar de hacer rezar a los jóvenes las oraciones en comunidad y en voz alta, se dejase que cada uno las hiciera en voz baja, y de esta manera se acostumbrasen a la oración mental?
Y el santo educador respondió:
– Los jóvenes son de tal modo que, si no rezacen en voz alta y en comunidad, quedarían medio sueltos, y no rezarían ninguna oración, ni oral ni mental.
Y concluyó la explicación:
– Por eso mismo, aunque, sólo las digan materialmente, y hasta distraídos, mientras se entretienen pronunciando las palabras de la oración, no podrán hablar con los compañeros, y esas mismas palabras que profieren, si bien que sólo maquinalmente, ayudan por lo menos a apartar el demonio de ellos”.
Fuente: Padre Domingo Bertetto, SDB, “La Virgen Inmaculada Auxiliadora, Tipografía Colegio de los Huérfanos, Porto.